En estas líneas quisiera expresar mi pena, por esa gentuza que se cree superior a otras y que no se acepta a sí mismo, por eso lo pagan con los más débiles, normalmente, gente estudiosa y de provecho, que, por culpa de los llamados "matones", pierden las ganas de estudiar, ya sea por miedo a represalias o por miedo a que le discriminen.
¿Que si hay solución? ¡claro que si!, cuando se descubre el caso lo más lógico es acudir, primero al tutor/tutora correspondiente, después, si cabe, al director y, como último recurso a las autoridades pertinentes. Pero tiene sus correspondientes consecuencias:
- Que la víctima continúe recibiendo amenazas
- Que los acosadores encuentren a otras personas para continuar su hazaña
- Al crecer el odio hacia la víctima, conseguir matarla ( ya se han dado casos)
Después de esta reflexión me gustaría hacer un llamamiento a todo el personal docente del país, ante un acoso de éste tipo, la mejor solución es el diálogo. Si no sirve, proceder al protocolo establecido por cada centro de enseñanza
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